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El sistema locomotor del hombre está constituido por huesos, articulaciones, ligamentos y músculos. Su propósito es facilitar la estática y el movimiento en el tiempo y el espacio, sometida al campo de fuerzas de la gravedad terrestre. La estática y el movimiento, así como las funciones de otros órganos y aparatos, están regidos por el sistema nervioso central.
La información del medio ambiente y del propio cuerpo es captada por sensaciones (vista, oído, tacto, olfato, gusto). Son registradas en forma de impulsos eléctricos y conducidas por los nervios hacia la médula espinal y el encéfalo. Finalmente llegan al cerebro donde se integran las sensaciones corporales junto con las emociones y el pensamiento.
El cerebro procesa esta información y responde realizando acciones (mantenimiento del tono postural y ejecución de movimientos) que varían según la autoimágen.
El proceso de información-evaluación-respuesta requiere un aprendizaje que una vez estandarizado, se automatiza en patrones de conducta mentales y corporales. 
En el proceso de ejecución la musculatura es inervada por un tipo especial de neuronas (células nerviosas) denominadas neuronas motoras que llevan los impulsos desde el sistema nervioso central hacia los músculos voluntarios. Estas neuronas son las responsables de iniciar el proceso contráctil en los músculos que inervan. Las neuronas motoras, a la vez, suelen recibir estímulos excitativos (que provocan la contracción muscular) e inhibitorios (que provocan la relajación muscular), provenientes de otras fuentes nerviosas. Las neuronas motoras se disparan e inician la contracción muscular cuando sus membranas circundantes reciben estímulos excitativos. Debido a que los estímulos excitativos provocan la contracción muscular, un músico es capaz de contraer voluntariamente un músculo esquelético mediante la activación consciente de las vías nerviosas que generan tales estímulos.
Pero no todos los estímulos que reciben las neuronas motoras son de naturaleza excitativa. Algunos de estos estímulos son inhibitorios, y en vez de provocar la contracción del músculo, proceden a producir su relajación (o sea, el efecto opuesto).
La producción de tales estímulos depende de la tensión desarrollada por el músculo sobre el tendón. De esta manera, y con respecto a un determinado músculo, los estímulos excitativos provocan la contracción muscular mientras que los estímulos inhibitorios producen la relajación. Si los estímulos excitativos superan a los estímulos inhibitorios el músculo se contrae, mientras que si los estímulos inhibitorios superan a los estímulos excitativos el músculo se relaja. Este sistema de relajación se refleja esencialmente protector ya que su función es la de impedir que el músculo se contraiga en exceso posibilitando la aparición de rupturas musculares y tendinosa.
 Un buena educación musical proporciona la posibilidad de modificar los patrones de conducta corporales inadecuados que provocan sufrimiento, por nuevas alternativas más saludables a través de concientización, aprendizaje y práctica. Se trata de un sistema educativo sobre uno mismo, que se apoya en dos conceptos fundamentales: movimiento y conciencia.
A partir de la idea de que los seres humanos (cualquiera sea su edad y condición física) tienen un potencial de transformación, el movimiento y la autobservación sirven como vehículo para desarrollar la habilidad natural de aprender, transformarse y seguir creciendo toda la vida.
El aprendizaje a través del sistema nervioso central puede realizarse de manera espontánea e intuitiva (como en las demás especies animales) o utilizando la experiencia personal.
Cuando un alumno estudia un ejercicio de técnica en cualquier instrumento se crea un autoimagen de como se tiene que hacer ese movimiento.
Esta autoimagen contiene cuatro componentes que intervienen conjuntamente, de manera variable en toda acción: movimiento, sensación, sentimiento y pensamiento.
El Maestro da las consignas para la realización de movimientos sucesivos que el alumno realiza con plena atención en el trabajo, sin esfuerzo, sin exigencia y con placer.